Poesía

Estás

buscando consuelo,
estás atormentada,
estás limpiando tu casa
para ver si algo comienza a ordenarse,
estás bailando
el viejo ritual frenético de tus pulsaciones,
saturada
de la eterna postergación de tus excusas,
estás escuchando cómo golpean la puerta
todos los plazos vencidos de tu deseo,
estás buscando las palabras que suavicen
la vorágine feroz
que te habita.

Familia Famelia

En esta casa
se come,
se toma
y se fuma
todo
lo que nos falta.

Disyuntiva

Me acerco al pozo,
me detengo,
dudo:

mirá si al arrojar
esa parte de mí
que todo lo apura,
todo lo ensucia
y todo lo arruina,

cae también
la que todo lo quiere,
todo lo busca
y todo lo enciende.

Biodiversidad

Eso de lo que tanto huís
te sigue rozando
cada vez que estás re puesta
brindando con la copa en la mano,
con la música al palo,
con la pasti en la glotis,
en la búsqueda incógnita,
en el mensaje eliminado,
en la pantalla del insomnio.

Aprendiste a esquivarlo
creyendo que así
podrías evitarlo,
sin embargo,
cuando te quedás desnuda
en el vapor paréntesis
entre la ducha y el espejo
sentís sus pasos, acechando,
te respira en la nuca
y la duda silba
como una bala perdida:
¿esta vez vas a ser trampa,
presa o cazadora furtiva?

Toda huida es un deseo voraz.

Kamikaze

Una severa  dificultad
para administrar las cantidades,
me llevaba;
la ingesta compulsiva
de dosis de auto suficiencia,
me arengaba;
y en la baranda de mis posibilidades,
la seducción del vértigo
me invitaba a saltar.

Con los años,
he cubierto
con un manto piadoso
de silencio
el hecho de que,
no siempre
fueron los otros
o las circunstancias:
también quisieron destruirme
mis propios deseos.

Boleto

En este preciso instante
mientras pasás tu mano
por mi espalda
una mujer
que no conozco
escribe desnuda fumando
un poema
que algún día leeré
mientras te extraño.

La ausencia
es un pasaje abierto
con destino transitivo.

ADN

Me enternece
más que nada en el mundo
el pañuelo en el cuello
de los nenes
muy pequeños.
que tocan y afirman
me lo puso mi mamá,
es que ando mal de la garganta.

Me fascina
la libertad
con que las burbujas
danzan y se elevan
festejando
su efímero nacimiento
en el bidón del dispenser.

Me emociona
la pretensión
de cáliz sagrado
de las milanesas
nadando en aceite
en la cocina oxidada
de la abuela olvidada.

Me perturba
todo el andamiaje
de odio destilado
en el que chapoteo
cada vez que escucho
una conversación
de dos doñas rosas
en la fila del supermercado.

Me fascina
la mirada de los gatos:
Su distancia
su sabiduría de siglos
la poca importancia
que nos brindan.
Los gatos
son el punto exacto
donde se encaja la balanza
de peso existencial.
Creernos algo más
de lo que ellos nos otorgan
es ya pretensión del ego.

Me estremece
la epifanía
que se nos revela
noche a noche
en el pasadizo de los sueños.

Me paraliza
la sensación
de que el ser humano
está en la antesala
de la autodestrucción.
Pero sobretodo
me conmueve
la cucaracha que ya acorralada
sigue luchando
por caminar
con medio cuerpo destrozado.
La hormiga
que sigue empujando
contra el agua
que la arrastra
hacia la alcantarilla.
El bicho que se choca una
y otra
y otra vez
con el farol,
pero no por eso
abandona su pasaporte
postergado
al paraíso de neón.

La planta
que se estira hacia el sol
del ventiluz
en la soledad
de un mono ambiente.
Será acaso
por reflejo
que lo que
más me perfora
me identifica
me interpela
es la fuerza sublevada
de cualquier forma de vida
en estado de supervivencia.

La niña que fui

La niña que fui
aún me habita.

Se sienta a mi lado
y me mira
curiosa,
cada vez que no me eligen,
cada vez que no me quieren,
cada vez que me despido. 

Me visita en las tardes vacías
cuando rozo con mi mano
el cuerpo del dolor
y me inunda
esa sensación de ahogo
casi sin dejarme respirar. 

A veces me parece escuchar
el eco de su llanto
en las noches. 

Pero también
es ella
quien me enciende
cada vez que juego
cada vez que sueño
que arriesgo
a ciegas
y me responde con sabiduría
cada vez que me enredo
en la madeja mental
que no da tregua. 

Ya no estamos en disputa,
ya nos hemos abrazado. 

Solo que algunas veces
como hoy
quisiera viajar al pasado
y regalarle
las palabras
que la defiendan
de todo eso que sabía
que le dolía
que la lastimaba
y la desprotegía
pero aún
no podía decirlo.

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